La que sueñas y pretendes en la vida de tu ocaso; ella llega henchida, de amor y presteza, quizás ignore o sepa que su belleza está expuesta a un océano de amores salpicados de temores, sentimientos de fracaso. Querer, aunque a veces no poder, también consumar amor con los besos que enternecen, legado de excitación que llega a ultranza; mas, no augura la esperanza de tenerla hasta el final; él, caballero y muy cordial; ella, joven, hermosa y sensual, con alas que en sus alertas, se alistan para volar...
¡Vuela alto, paloma hermosa!, última novia, golosa, un postre de miel sabrosa cuya misión no es llorar; ¡gracias a la vida que me ha dado tanto!, no hay dolor, pues termino con el encanto de unos labios, abiertos como la flor...
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