miércoles, 28 de noviembre de 2018

LA POSTRIMERÍA DEL AÑO Y LOS SUEÑOS...

Nace Jesús, es la natividad, la que se pronuncia, apocopada, navidad...
Nace el ser más acrisolado, enigmático, pero, sobre todo, humilde, aun sabiéndose hijo de Dios. Y con su época, la que la ortodoxia impone como fin de ciclo, de trescientos sesenta y cinco días, muchas veces de vicisitudes, sobre vivencias e injusticias, también llegan los sueños; algunos durmiendo, cuando sublimes y con luces de colores caminamos con la paz; vamos de manos con el primer amor, alcanzando nubes blancas y azules de pasión que consumamos en el cielo; besos y caricias que alegran los rostros de la anciana madre, junto a mi padre a destiempo idos, y sentados, unidos, sin cruces ni flores, nos contemplan complacidos, pues, están cerca los amores del camino, los riachuelos y los pinos, eucaliptos, olor a prado, y despierto de estar a tu lado a la realidad inaudita; mas, sigo soñando, y mis ansias y pasos divagando entre el recuerdo, la nostalgia, rosas marchitas, la quimera de que volviste, pues hace muchos años te fuiste, era sólo de amor un canto, dejando allá, en lo más alto, tus aromas, tus encantos...

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