De gran significación histórica, si tomamos en cuenta que la lucha reivindicativa estuvo en manos de los movimientos socialistas, los llamados anarquistas y comunistas. Para esta fiesta del movimiento obrero, celebrado en París en 1889, tres años después de la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886, tuvieron que producirse mártires, sobre todo, en Chicago, al lograr como conquista la jornada laboral de las ocho horas.
¡Oh obreros milenarios!, pues descienden de Caìn, según la retórica ortodoxa y de control social religioso que logró crear un inicio de inequidad a través de esas leyendas.
¡Oh obreros seculares!, descendientes directos de esclavos, cuyos logros han sido vastos, si dejamos detrás la fuerza animal y vemos correr la rueda, el accionar de su aceite y carburante, aunque obreros seguimos hasta el fin, montados en las grúas del progreso, la industrialización privada, estatal y la modernización. ¡Oh maldita civilización que me eclipsa los viejos campanarios de mi pueblo...!, dijo Tomàs Morel. ¡Obreros al fin y siempre!, porque sin la inequidad no tiene valor el oro como símbolo de riqueza y dinero. No hay clase obrera, aunque sì obreros con clase; sobre todo aquellos que ya no existen, porque derramaron su sangre en aras del bien común.
No menos cierto es que la igualdad no serà nunca realidad, por lo expresado màs arriba; incluyendo la incidencia de hombres que se la pasan impàvidos con las bocas abiertas, mientras otros trabajan y son creativos; pero es tiempo de separar la fuerza del buey con el peso de la carreta, y que el amargo a hiel que sale de los poros humanos no endulce màs de la cuenta el azùcar, que el alimento regenerador no sea un mendrugo; basta ya de los que mandan y los que obedecen de manera indiscriminada, como dice Maurice Duvergè; los que en pleno siglo XXI siguen considerando ´´sus mejores amigos´´ a los hombres de trabajo, sostenièndoles con demagogia sus callosas manos, por lo entumecidas de sus cabezas, quizàs, abrazando contratos onerosos y exòticos de explotaciòn del hombre por el hombre...