El hijo de doña Anita, como mi madre, que se antepuso a una sociedad desigual, al nacer en los albores de un siglo XX cargado de discriminaciòn racial y resacado de guerras, aun no trasnochadas, este hijo de las entrañas sureñas, con olor a tierra mojada, aromatizada con las correntìas del favor de Dios y del desecho amarillento trasegado.
Antes de lograr, a tientas, pero sin arrastrarse nunca, el noble oficio de la locuciòn, impuso su estilo, y èste lo catapultó a la fama, porque enseñò su luz, sus trillos, sus avances junto con los que le ayudaron, como el empresario Pèrez Ricart, porque, uno del rico, el otro del carismàtico hombre, ambos se necesitaron y se complementaron. Era un ``tìguere`` dominicano, sea el que describe Lipe Collado o al que se refiere Euclides Gutierrez, la expresiòn del luchador de la calle a ultranza, honesto, picaròn y jocoso. ¡Oh Corporàn...!, emerges de las cenizas, si asì se le podrìa llamar a la cuna emuladora del pesebre, donde naciò el màs grande de los hombres en la historia de la humanidad. Eres un ser de luces y señales que nos deja un mensaje, el de sobreponerse a las adversidades, como Mahatma Gandhi, entre otros, que llegaste a rico para ``burlar``, sin proponèrtelo, a aquellos que ya lo eran de antemanos naciendo en cuna de oro, pero conservando tu sitial entre los pobres mas honorables de nuestra sociedad, mirando con desdèn la plata material que te enriqueciò en buena lid y manteniendo en alto relieve tu condiciòn de hombre humilde, sencillo, de alma y corazòn altruistas que hicieron de ti un completo ser humano.. ¿Cometiste errores...?, muchos, quizás, por eso, por tu condiciòn de ser humano, de grande hombre, sin que dejara tu instinto popular, como tus empresas, de resarcir en su justa dimensiòn tus improntas.
Cuando muere Dionisio Mejìa (nuestro gran ``Guandulito``), solo se destacò tu presencia hacièndole honor a un gran artista de nuestro folklore popular, impreso su nombre en nuestra literatura, pero huèrfano de la solemnidad aparente del dinero.Tù ayudaste a su viuda, en pleno cortejo fùnebre, sacaste de una casa de empeño su acordeòn, colocàndolo en su ataùd, porque ese fue el ùltimo deseo del extinto...
Te encontraràs en tu nuevo camino con gente llenas de filantropìa, como Duarte, Hostos, Gandhi, Teresa de Calcuta o como Luis Kalaf, uno de tus preferidos en tu accionar a favor de la defensa cultural dominicana, y con Freddy Beras Goico, de allà, del Seibo, tierra de toreros criollos emuladores del yugo ancestral español, con quien, tambièn rebelde de la vida, entre escaramuzas de guerras y risas tormentosas, caminaste a la par con el ejemplo, la Patria y la alegrìa del pueblo dominicano. ¡Corporàn... para mi, tù sigues...!!!.
Antes de lograr, a tientas, pero sin arrastrarse nunca, el noble oficio de la locuciòn, impuso su estilo, y èste lo catapultó a la fama, porque enseñò su luz, sus trillos, sus avances junto con los que le ayudaron, como el empresario Pèrez Ricart, porque, uno del rico, el otro del carismàtico hombre, ambos se necesitaron y se complementaron. Era un ``tìguere`` dominicano, sea el que describe Lipe Collado o al que se refiere Euclides Gutierrez, la expresiòn del luchador de la calle a ultranza, honesto, picaròn y jocoso. ¡Oh Corporàn...!, emerges de las cenizas, si asì se le podrìa llamar a la cuna emuladora del pesebre, donde naciò el màs grande de los hombres en la historia de la humanidad. Eres un ser de luces y señales que nos deja un mensaje, el de sobreponerse a las adversidades, como Mahatma Gandhi, entre otros, que llegaste a rico para ``burlar``, sin proponèrtelo, a aquellos que ya lo eran de antemanos naciendo en cuna de oro, pero conservando tu sitial entre los pobres mas honorables de nuestra sociedad, mirando con desdèn la plata material que te enriqueciò en buena lid y manteniendo en alto relieve tu condiciòn de hombre humilde, sencillo, de alma y corazòn altruistas que hicieron de ti un completo ser humano.. ¿Cometiste errores...?, muchos, quizás, por eso, por tu condiciòn de ser humano, de grande hombre, sin que dejara tu instinto popular, como tus empresas, de resarcir en su justa dimensiòn tus improntas.
Cuando muere Dionisio Mejìa (nuestro gran ``Guandulito``), solo se destacò tu presencia hacièndole honor a un gran artista de nuestro folklore popular, impreso su nombre en nuestra literatura, pero huèrfano de la solemnidad aparente del dinero.Tù ayudaste a su viuda, en pleno cortejo fùnebre, sacaste de una casa de empeño su acordeòn, colocàndolo en su ataùd, porque ese fue el ùltimo deseo del extinto...
Te encontraràs en tu nuevo camino con gente llenas de filantropìa, como Duarte, Hostos, Gandhi, Teresa de Calcuta o como Luis Kalaf, uno de tus preferidos en tu accionar a favor de la defensa cultural dominicana, y con Freddy Beras Goico, de allà, del Seibo, tierra de toreros criollos emuladores del yugo ancestral español, con quien, tambièn rebelde de la vida, entre escaramuzas de guerras y risas tormentosas, caminaste a la par con el ejemplo, la Patria y la alegrìa del pueblo dominicano. ¡Corporàn... para mi, tù sigues...!!!.
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