Así como corre la vida, se va; nos deja una estela ansiosa, recuerdos, ilusiones convertidas en un espejismo anticipado. ¡Cuánto queremos agarrar hasta con las uñas lo que se nos escapa!, retener lo que es inminente irse.
En la carretera gris, solemos mirar las alturas nubosas que coquetean con los cerros; una brisa con sonidos celebra ese encuentro, nos canta desde la lejanía, y entre el canto, sonetos y voces cuasi sacras de nuestra corta estadía que ya corre por los confines de las alturas y sus misterios.
Carreteras, caminos...