Era mayo que llovía,
reverdecer de los retoños
que aquel día,
emergieron como flores
deteniendo el seco otoño;
Primavera en repetidas
adornada en buen lugar,
pues Dios te ha dado una vida
que otras vidas ha de salvar,
con tu gracia,
mi ángel buena,
de sonrisa sinigual;
Al lado de tus hermanos
elevo preces al cielo,
te retrato así en mis sueños
cubiertos en fortaleza;
flor brillante cuyos pétalos
jamás han de marchitar,
vivirán, genial guerrera,
tu hermosura y entereza...
¡Te amo, hija!.