¡HOY, PARTIENDO DEL ÚLTIMO NIDO FAMILIAR !
Resultaron más livianos trastos, corotos de mudanzas, pues allí pretende quedarse el alma sumergida en la pereza, agarrada de esas fuerzas de ternuras familiares, agruras filiales en trajinares normales de mis andanzas; contemplo por última vez sus paredes tensas, escaleras y romántico balcón, los que me lucen inhiestos con sus vueltas de un gran fortín de amor y bastión.
¡Madre amada!, no dejes allí tu perfume, aroma; quiero seguir entre bromas sintiendo tus dulces gruño, te llevaré en mis arrullos, así, como antes lo hacía, mirando aún cuando mis pasos perseguías en años de mocedad, buscándome sin maldad, celosa y con denuedo, bajo las camas y espejos mirando siempre hacia el cielo.
Pétalos, capullos de rosas hermosas, sus misterios, serían sólo los recuerdos en diferentes colores, ellas hablarán de amores entre quicios irredentos, dolor y encanto a la vez, azotadas por el viento...
¡Vámonos Mamá!.