´´Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho´´. (Termina la cita). Génesis 5-6 V 6 y 7.
Tuvo ese gran Ser, misterio celestial infinito, que enviarnos otra señal; prudente se podría decir, pues con su simpleza entre moco, tos y fiebre, se nos corona con espinas desde su altura sideral. ¿Recuerdan a Jesús, su hijo?; lo coronaron de espinas y hasta vinagre bebió; mas, aquel verdugo olvidó instancias de su poder; soldadesca que marchaba, su cruz ensangrentada llevaba, delante, y hoy, las coronas de diamantes pierden su luz y decoro, los cetros, aquel escudo de oro que forjado con la sangre de un paganismo ortodoxo deja de apuntar su flecha, ya perdió la fuerza el oso, aquel tiburón en mares, están en bajas los males de la anaconda que asecha...
¡Humillaos ante Jehová!; hombre inculto pestilente, pues eres tú, y tú, precisamente, parásito en tus simientes desarrollado en maldad; eres nadie, somos nadie, clama ante Él su bondad; espera, espera, y vendrá la primavera y un verano con calor, que sea el mal una quimera, no tropecemos con la misma piedra, tratemos mejor la flor...