¡Amor...!,
en labios que como flor
nos reconforta la vida;
no hay dolencia,
no hay herida
que no comience a curar;
desaparece el dolor,
ya no hay forma de parar...
Si tù me llamas ¡amor...!
con esa boca de rosa,
siento el alma que alborota
con sublimidad y pasión;
es tu savia que se esgrime
de mi sangre al corazón.
Me lleno,
no sin razón,
y hoy se confunden mis pasos,
mas no importa si te abrazo
entre mi pecho en furor;
me reconfortas a ultranza,
recuerdo con esperanza
¡lo ricos que son tus besos!,
entre el dulzor de la fresa
y agridulce del cerezo
me dicen ¡viva el amor!,
sin que exista irreverencia,
pues nos grita la conciencia
que al corazón no se manda...
en labios que como flor
nos reconforta la vida;
no hay dolencia,
no hay herida
que no comience a curar;
desaparece el dolor,
ya no hay forma de parar...
Si tù me llamas ¡amor...!
con esa boca de rosa,
siento el alma que alborota
con sublimidad y pasión;
es tu savia que se esgrime
de mi sangre al corazón.
Me lleno,
no sin razón,
y hoy se confunden mis pasos,
mas no importa si te abrazo
entre mi pecho en furor;
me reconfortas a ultranza,
recuerdo con esperanza
¡lo ricos que son tus besos!,
entre el dulzor de la fresa
y agridulce del cerezo
me dicen ¡viva el amor!,
sin que exista irreverencia,
pues nos grita la conciencia
que al corazón no se manda...