Amor que la casualidad nos trae
tropezando con la brisa;
se siente suave y alisia
entre el placer,
la delicia,
y aquel pámpano que cae.
Entre el gemido y el viento
caricias insospechadas,
no se marchitan,
marcadas,
del lenguaje del silencio;
amor de conuco adentro,
un ´´currù´´ de barricadas.
No existe almohada cara
que más conforte tu cabeza,
te confundes muy aviesa
entre la maleza rara.
Entre mis brazos te estrecho
y siento el olor al prado,
a melanina traviesa,
cuando entregas tu tibieza
junto al murmullo del río,
que serpentea sus helechos
debajo de un cielo claro...
tropezando con la brisa;
se siente suave y alisia
entre el placer,
la delicia,
y aquel pámpano que cae.
Entre el gemido y el viento
caricias insospechadas,
no se marchitan,
marcadas,
del lenguaje del silencio;
amor de conuco adentro,
un ´´currù´´ de barricadas.
No existe almohada cara
que más conforte tu cabeza,
te confundes muy aviesa
entre la maleza rara.
Entre mis brazos te estrecho
y siento el olor al prado,
a melanina traviesa,
cuando entregas tu tibieza
junto al murmullo del río,
que serpentea sus helechos
debajo de un cielo claro...